Todos los grandes novelistas fueron una vez principiantes. A escribir se aprende, sobre todo, escribiendo.
Escribir una novela es como emprender un largo viaje: hay que contar con que encontraremos escollos, retrasos e imprevistos. No importa cuándo lleguemos a nuestro destino, pero sí cómo.
La novela histórica pretende contar de otra manera historias que ya se han contado, pero también suscitar una reflexión acerca de cómo el pasado se refleja en el presente.