1 Primero escoge los criterios para filtrar el mapa de cursos segun tus necesidades (deja en blanco el campo que no quieras utilizar)
Escribir es hacerse trampas en el solitario. En este curso, las trampas las haremos en grupo. El título del curso está planteado en forma de pregunta, ya que va de eso. Va de cada pregunta que se hace uno cuando se pone a escribir, y de como en el fondo son trampas para no seguir escribiendo. Mientras dudo, no escribo. Así funciona. La idea del curso es detectar las trampas que nos ponemos, reconocerlas detrás de todos sus disfraces.
☑️ Sesiones previstas: 26 de junio; 3, 10, 17, 24 de julio
✏️ 5 sesiones de 3 horas
Javier Pérez Andújar
Javier Pérez Andújar
Día 1.
Como será el primer día, la trampa que nos pondremos consistirá en presentarnos, y así no tendremos que abordar el tema. No es cierto. En la primera sesión, crearemos entre todos una relación de las preguntas, dudas y trabas que todo el rato encontramos durante el proceso de escritura. Los alumnos mostrarán las suyas, el profesor también contará las propias, y se ilustrarán todas con ejemplos tomados de la literatura universal. Estas dudas, ideas, sospechas, trucos..., los ordenaremos durante la primera sesión en cuatro apartados generales. Son los siguientes. Uno: trampas de tipo ético. Dos: trampas de estilo. Tres: trampas de tipo literario. Cuatro: trampas salvajes, apartado al que llamaremos eufemísticamente: Varios.
Día 2.
Trabajaremos el primer apartado, que está entre san Agustín y la autoayuda. Son preguntas que proceden de uno mismo, y las disfrazamos de cuestiones éticas. Todo está en la famosa frase del profesor José María Valverde: No hay estética sin ética. A lo mejor, cuando estás escribiendo una novela, quieres contar algo de tu familia, o de los vecinos, y sabes que si lo haces vas a convertirte en un chivato. ¿Cómo explicar las cosas sin irse de la lengua? Delatar siempre es más fácil que escribir de verdad. Sucede cuando se escribe ficción y aún es más flagrante si nos proponemos a escribir la biografía de alguien que existe o que existió. En ambos casos, demostraremos que la escritura es más fuerte cuando nace de sí misma, que cuando viene de la llamada vida real, pues la realidad de la escritura no tiene nada que ver con la realidad de la vida. Como seres vivos, esto nos crea continuos dilemas morales al ponernos a escribir que, bien, sirven de pretexto para desistir o, bien, llevan a traicionar la escritura creativa con la coartada
de que están basados en hechos reales. Por supuesto, en este apartado debatiremos sobre sucesos recientes de libros basados en hechos reales.
Día 3.
Las trampas de estilo. Estas son las más simpáticas, pues no tienen calado metafísico y, aun así, se convierten en cuestiones de trágicas dimensiones éticas. Esto sucede cuando alguien se tira media mañana pensando si pone una coma o no. Las palabras son fascinantes, y a veces uno no sabe si quiere escribir porque le gustaría contar una historia o, en el fondo, escribe porque lo que de verdad le gusta es vivir entre palabras. Al igual que en el final de Las joyas de la Castafiore, dentro de todo escritor hay una urraca atraída por todo lo que brilla, sea oro o bisutería barata. Con las palabras pasa mucho, y por eso tenemos el impulso de meter en una frase que acabamos de escribir palabras recién descubiertas. Las palabras que se conocen de oídas son como las personas que se conocen de oídas. No es conveniente usar en una frase palabras que nunca hemos usado, solo porque nos gusta como suenan, o porque estamos deseando usarlas. Un palabra nueva es como la ropa de calle de los aristócratas, antes hay que decirle al criado que la estrene. Y luego es cuando nos queda bien. El criado del escritor es su voz normal y corriente. Nunca escribas una palabra que no le hayas dicho a alguien a la cara.
Día 4.
Antes de mostrar este punto, hay que distinguir entre las trampas de estilo y las trampas de tipo literario. Las trampas de estilo se refieren, como ya hemos visto, a nuestro estilo de vida. El estilo es la persona en sí, esto lo decía Buffon, y lo sabía porque estudiaba la vida, ya que se dedicaba a las ciencias naturales. Por eso, decidir si se ponen unos puntos suspensivos, o se usa una palabra u otra, se convierte a la larga en una cuestión de ética. El estilo es la manera de ser, sentir y vivir de cada cual. Por su parte, las trampas de tipo literario no vienen de la vida, sino de los libros, o sea que proceden directamente de la literatura. En este terreno, el tema más peliagudo es el plagio. Ya no se trata de una urraca, aquí al escritor le sale el depredador de las sabanas. Mucho más cómodo que escribir es pasarse días pensando si está bien poner una frase, o tan solo una palabra, o repetir una escena que se han leído en otro libro, o visto en una película, o escuchado en una canción. Hay muchos tipos de plagio, pero básicamente se dividen en dos modalidades. El plagio para listos y el plagio para tontos. En el plagio para tontos, el tonto es el autor del plagio. En plagio para listos, también. A veces, el autor se ampara en una supuesta cultura general, en la barra libre del dominio público, y da por sentado que la frase es tan famosa, que citar al autor sería una obviedad o, peor aun, una vulgaridad. Esto, si lo hace un autor con poder ante los lectores y la crítica, se llama guiño o complicidad; pero si lo hace un autor que no puede defenderse recibe el nombre de plagio. Lo cierto es que es imposible aprender sin imitar. Los juegos infantiles son imitación de la vida adulta, y así se aprende. Todos los animales aprenden de sus congéneres por imitación, además de dejarse llevar por el instinto. Para plagiar, también hay que tener instinto.
Día 5.
Varios. Como punto final, trabajaremos las trampas externas a la escritura que nos ponemos para escurrir el bulto. Cosas como llamar por teléfono a la revisión del gas y poner lavadoras. Aunque hemos dicho que son trampas salvajes, hay que tener presente que van disfrazadas de trampas domésticas. Ah, respecto a “hay que tener presente”, y al uso de las frases hechas en general, esto ya lo habremos visto el día de las trampas de estilo, así que ahora sabemos por qué lo estamos haciendo. ¿Se puede ser mezquino y descuidar todas las obligaciones familiares y domésticas para que estas no interfieran en el rato de escribir? ¿Es uno un cobarde de la pradera porque sucumbe antes las obligaciones cotidianas en vez de anteponerles la escritura contra viento y marea? Estas trampas reciben el nombre de salvajes en la plenitud de su significado (pasarse horas mirando el significado de cada palabra corresponde, sin embargo, a la sesión de trampas de estilo). Son salvajes en lo que tienen de silvestres, pues brotan por su
cuenta, y también son salvajes en tanto que echan a perder a lo bestia una mañana de trabajo y nos barrenan nuestra vocación.
Precio curso :
Si participas en el aula
331,15 €
(El precio del curso incluye la cuota de socio de l'Ateneu Barcelonés correspondiente a la duración del curso)
Si participas en línea
300,50 €
(Esta modalidad de inscripción no requiere ser socio del Ateneu Barcelonès)
Consulta los descuentos y las formas de pago disponibles (aquí >>)